9/11/13

6. Luk guarai faund

(...) Anécdotas para contar las hay a miles. Varias de las que más me gusta contar son las que sucedieron en las tan anunciadas Jornadas Mundiales de la Juventud en España. Se llenó el país de jóvenes que llegaron a todos los rincones inimaginables de la geografía íbera, atraídos por las oportunidades que brindaba la Iglesia, así como por la cuantiosísima y más valiosísima que nunca ayuda económica del Estado español (cuya deuda lo hizo tambalear ante los ojos de Europa entera durante varios años). Por las calles de cualquier pueblo se hablaba de aquellos extranjeros que se alojaban en el albergue más cercano, expectantes por conocer las costumbres del país, y que acabarían su jornada en el país viajando a Madrid para ver en persona a cientos de metros al mismísimo Papa Benedicto XVI. En el albergue de mi pueblo, no sé si fue casualidad, se presentó algo (podéis llamarlo Dios) en forma de hongos en la comida. La mayoría de italianos, franceses y alemanes que allí se alojaban acabaron intoxicados en el hospital. Pero no solo fue aquí donde ese “algo” quiso hacer acto de presencia. Irritado por ver a ese hombre de blanco pasearse en el papamóvil que interrumpía el tráfico normal de la capital, quiso el cielo en pleno mes de agosto (con un bochorno de casi cuarenta grados a la sombra) descargar una furiosa ducha con viento incluido sobre el acto de aparición de este hombrecillo en una explanada con miles de jóvenes a cientos de metros de cualquier resguardo. De este modo acabaron las felices jornadas, con lluvia en agosto, estudiantes intoxicados y seguro que muchas más apariciones del karma bien merecidas.